16 de junio de 2010

“Tengo una orden, vamos todos en cana”

Por Werner Pertot

Luis Ponce, un joven que muere desangrado en la villa 21-24 mientras espera una ambulancia que llegó 45 minutos tarde. Una orden judicial para que ese móvil estuviera en la villa para situaciones de emergencia. El compromiso del gobierno de Mauricio Macri de que iba a llegar, desde el Hospital Penna, en un tiempo de 7 a 10 minutos. Y un ministro de Salud, Jorge Lemus, que se tomó unos días en Europa y que se habría ido a pintar a Florencia. Estos son los elementos de la trama que llevó a que el juez Roberto Andrés Gallardo allanara dos veces el SAME. En esos allanamientos se secuestraron las grabaciones de las llamadas del día en que murió el joven. (…)
El contenido de las grabaciones y dos nuevos casos de muertes por falta de asistencia médica en la 21-24 fueron reclamados por la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo, que la semana pasada ratificó a Gallardo al frente de la investigación, intimó a Lemus a cumplir con el servicio de ambulancias en cinco días y le impuso una multa de 500 pesos por cada día que no lo haga. (…)
Píntalo de negro
(…) La primera denuncia que recibió el juez fue de un joven, Luis Ponce, al que intentaron sacarle las zapatillas y, como se resistió, fue baleado. Quedó desangrándose en medio de la calle. La ambulancia tardó 45 minutos en arribar y, cuando llegó, ya estaba muerto. A ese caso se sumaron dos nuevas denuncias: una testigo contó que a su hijo, de 20 años, lo atropelló una camioneta 4x4 el 27 de febrero. Estuvo cerca de cuatro horas sin que viniera la ambulancia. Al final, lo subieron arriba de una camioneta y lo llevaron al Penna, donde murió. (…)
El juez constató que, en los partes que debían enviarle tanto el SAME como la Metropolitana, no hay registro del caso del joven baleado el 20 de abril. (…)
Una voz en el teléfono
Martes 20 de abril. La llamada de auxilio fue a las 8.54 y luego se repitieron otras, hasta las 9.28. Es decir, por 34 minutos. La primera conversación es la de la operadora que atiende los pedidos de auxilio.
Operadora: SAME, buenos días.
Mujer: Sí, pueden mandar una ambulancia, por favor, hubo un tiroteo. (…)
La operadora se comunica con una segunda operadora, que se ocupa de pedir la ambulancia. El tercer diálogo es entre la ambulancia y la operadora del SAME.
Ambulancia: La operadora me pasó un auxilio, Zavaleta y Osvaldo Cruz.
Operadora: Afirmativo, móvil 183...
A: Estamos esperando el móvil policial acá, en el hospital.
O: Tiene que ir con la Policía Metropolitana.
A: No hay ninguna, salieron. Me dijeron que lo tengo que esperar acá.
O: Ahí le mando el móvil policial.
Luego vuelven a hablar entre las operadoras. “Le tenés que decir que salga también al móvil con la patrulla esa, la Metropolitana”, le dice. (…) Vuelve a llamar a la ambulancia:
O: ¿Se dirige con la Metropolitana o con el comando radioeléctrico?(…)
A: Comando Radioeléctrico.
La operadora llama a un médico, Pavlosky, del Hospital Penna:
O: ¿Viste por el auxilio del barrio... la villa 21-24? Bueno ahí, en la villa esa, escuchame, el móvil que tenías ahí moduló y dijo que no había ninguna Policía Metropolitana...
Pavlosky: La Policía Metropolitana salió hace rato acompañada por otros choferes, creo yo, ¿eh?
O: La Policía Metropolitana está para cubrir ese móvil, no para hacer todos los demás auxilio. La Metropolitana no estaba en el hospital.
P: Claro, porque se habían ido a otro auxilio.
(…)La última conversación es entre dos médicos, de apellidos Toscano y Flageat. El último era el regulador del SAME ese día. “Estamos con el tema de las villas, ese famoso, nuevo plancito”, dice Flageat, que le explica que cuando tuvo que salir la ambulancia el patrullero de la Metropolitana no aparecía por ningún lado. “No sé si a los pobres muchachos, que son nuevos, los engancharon”, dice y se ríe. (…) “Nosotros estuvimos en el Ministerio de Justicia, con Carlitos Russo, (Néstor) Pérez Baliño y quedamos que ahí está la Metropolitana exclusivamente para la 21-24”, le advierte Toscano, cortante.
–Que lo arreglen.
–Pero...
(…)–No pueden ir a otras villas, yo lo siento, pero que los demás arreglen el tema para que vayan a las otras villas con la Federal –concluye Toscano, terminante—. Tengo una orden de Gallardo, que vamos todo en cana.

Leer nota completa

-----------
Va a estar bueno ser pobre en Buenos Aires
Por Patricia Pargament

Ser pobre, en Buenos Aires, significa muchas veces vivir en una villa. Por lógica, casi nulas posibilidades de acceder al sistema de salud privado. Y ahora resulta que también, no sólo significa depender del desfinanciado sistema sanitario público sino que ni siquiera es seguro eso. O más bien, el problema es del sistema al acceder al pobre. Las ambulancias no pueden llegar, entonces las acompaña la policía. Pero la policía no está, por lo tanto no las acompaña nadie. Y no llegan.

Y entonces ser pobre en Buenos Aires significa, lisa y llanamente, morir.

No hay comentarios: