16 de junio de 2010

“Edificio único ¡ya!”: un pedido tan necesario como utópico.


Por Patricia Pargament

Quien no sea estudiante difícilmente pueda relacionarse con las problemáticas de éstos. Quien no estudie en una universidad pública rara vez se sentirá identificado con quienes habitan sus aulas y recorren sus pasillos –o viceversa-. Pero aún más complicado es para quien no pertenece de algún modo a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires entender sus ironías, paradojas y su larga historia de desamparos y abandonos. No solo los abandonos de los alumnos (que son muchos, frecuentes y por motivos distintos) si no del que la propia facultad sufre. Recorrerla en una sola visita es imposible y no por su tamaño sino por su dispersión. Primer dato curioso: la facultad de Ciencias Sociales no es una sino tres, entre las que se reparten los más de 25.000 estudiantes de esta casa. Un poco de historia y nos damos cuenta de que el dato no es curioso y menos novedoso. Desde que la Facultad se fundó en 1988 cuando se unieron las cinco carreras, que al día de hoy la componen (Sociología, Trabajo Social, Relaciones del Trabajo, Ciencias de la Comunicación y Ciencia Política), la matrícula de aquellas ya había obligado a dividirlas en tres sedes, aunque no las mismas que en la actualidad. De aquellas tres a otras tres, a sedes que se alquilan, son cedidas, cuyos contratos de alquiler vencen, se renuevan, se mudan nuevamente. Y así hasta hoy, hasta estas tres sedes de la actualidad: La más antigua está en Marcelo T. de Alvear 2230, allí se ubican las carreras de Sociología, Relaciones del Trabajo y el Decanato. Una segunda, obtenida entre 1997 y 1998 de manos del gobierno porteño se ubica en Ramos Mejía 847, Parque Centenario, allí se cursan Ciencias de la Comunicación y Ciencia Política. La más reciente, la que promete algún día ser la única, se transforma a paso lento de fábrica de galletitas en lugar de cursada en la calle Santiago del Estero 1069, en Constitución, donde se cursa la carrera de Trabajo Social. Su obtención debe entenderse como consecuencia de los reclamos que culminaron con la toma del rectorado en 2002 por parte de estudiantes y personal docente. La finalización de la obra fue inicialmente prometida para 2004 y sistemáticamente aplazada desde entonces. En 2008 una viga que se desprendió de un perfil del baño de mujeres de la sede de Marcelo T. de Alvear fue el nuevo movilizador. Una toma de facultades con suspensión de clases volvió a poner en escena los peligros y contradicciones de estudiar en estos edificios a medio terminar o a medio abandonar, en los que las obras de mantenimiento son pocas y el lugar es igualmente escaso para la cantidad de alumnos que lo habitan. En 2005 un principio de incendio en la sede de Ramos Mejía puso al descubierto el riesgo que sus escaleras y pasillos angostos representan en este tipo de situaciones. También en 2008, al tiempo que se reclamaba por las vigas que se desplomaban, los subsuelos y planta baja de Marcelo T. de Alvear se volvían inhabitables por inundados luego de una fuerte lluvia. La estructura del “nuevo” edificio mostró signos de su poca resistencia al agua en aquella misma oportunidad. Los ejemplos del deterioro se apilan, junto con las sillas rotas, las puertas de los baños salidas, fuera de su lugar y los ascensores que no funcionan. Los alumnos de Sociales, se acumulan también y se apiñan en aulas pequeñas y poco funcionales. Acumulados pero dispersos, separados pero apretados. Hasta el día del edificio único “¿ya?”


Para leer la versión oficial, visite la página web de la Facultad de Ciencias Sociales

Para ver y leer la historia completa de la última toma de facultades y más fotos, visite El Blog del Edificio Único Ya


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Todo sigue igual
Por Romina Morua

Los problemas edilicios se transformaron en moneda corriente de tal forma que ya no sorprenden a nadie. Sin embargo, es necesario tener presente que sucede en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Una facultad que se encuentra disgregada en tres sedes distintas. Las dos primeras, que albergan las carreras de Sociología, Relaciones del Trabajo, Ciencias de la Comunicación y Ciencia Política, comparten tal abandono edilicio, que para el distraído que pasa por la puerta de algunas de estas sedes no reconocería que se trata de una casa de estudio. La tercera, donde se cursa actualmente la carrera de Trabajo Social, aspira en transformarse en un futuro –probablemente muy lejano- en el lugar que contenga finalmente a las cinco carreras.


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